Endodoncia
Endodoncia
La endodoncia consiste en el tratamiento de los conductos radiculares (el "nervio") para conseguir mantener un diente en boca, que de otra forma debería ser exodonciado (extraído) por la infección provocada.
Antiguamente se conocía como "matar el nervio", pero el tratamiento consiste en mucho más que ello. En nuestra clínica contamos con dos expertos que estarán encantados de solucionar su problema.
Indicaciones
La endodoncia o tratamiento de conductos es necesaria cuando una caries que afecta a un diente, es tan profunda que no se puede asegurar la salud del diente realizando un empaste, porque ha llegado al nervio. Además, también puede ser necesario en casos de traumatismos o como preparación a otros tratamientos complejos.
Generalmente los pacientes que necesitan del tratamiento de endodoncia han sentido dolor moderado o fuerte, especialmente en contacto con alimentos calientes, que además perdura tras eliminar la fuente de calor. También existen casos en los que no hay dolor pero el nervio está afectado.
Tratamiento de conductos
El tratamiento de endodoncia requiere aislar el diente del medio oral para que no se contamine. Una vez aislado, se realiza una apertura en el diente lo más pequeña posible, pero que asegure un buen acceso a los conductos de las raíces. Mediante limas se elimina el nervio y parte de las paredes del conducto para asegurar que no se deja tejido afectado y que los irrigantes penetran bien en el conducto.
Incluso así, los conductos no suelen ser redondos, los estudios indican que un 30% de la materia orgánica se queda sin remover tras el limado. Por ello, es muy importante el uso de irrigantes que eliminen esos desechos.
Una vez limpios y conformados los conductos se sellan con cemento y gutapercha, un material similar a la goma.
Por último, se sella la cavidad de acceso mediante composites. Generalmente el tratamiento se realiza en una única sesión, pero en ocasiones pueden ser necesarias 2 o más.
Tratamiento protésico
Un diente endodonciado presenta dos problemas, por un lado se ha retirado material dentario y por otro, junto con el nervio se elimina también la vascularización, por lo tanto el diente se deshidrata.
Ambos hechos suponen que el diente es más frágil que un diente intacto. Los estudios científicos demuestran que dientes posteriores (premolares y molares) endodonciados, reforzados mediante una corona protésica, tienen una mayor supervivencia que los dientes sin coronar. Estudios más recientes apuestan por las incrustaciones, parecidas a coronas parciales que no rodean todo el diente.